Texto

En contadas ocasiones, me despierto sin aire. Con los pies exiliados del resto de mi cuerpo moribundo, agitado, frío.
Con la muerte sentada en mi cama.
La suplico un segundo más entre los vivos
Miro su parca hasta que los parpados se me congelan.
Soy letras, me dice. Tan solo letras. Y de su voz muda cuelgan dos vocales amorfas.
A veces me visita durante unas horas, unos minutos… Pero también hay noches que agonizo hasta que amanece.
Me roba el aliento. Muero, soy vaho, soy pasado.
Tan solo letras, repite.
Entonces la doy la espalda, buscando la estocada, el punto y final. Intento frenar con mis pies la caída… pero a la vez camino hacia el vacío y cuando me tambaleo en la nada, desaparece.
Entra aire fresco en mi podrida desesperación. Respiro.
Tengo que ir al psiquiatra me digo, abrazo la almohada y me quedo dormido.
Una vez más me perdona la vida. La rezo, la suplico. No se si surge efecto o es el azar.
Pero viviré mientras ella me lo permita.
Ridículo optimismo el mío.

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